A mediados de los 90 al artista asentado en Chicago Robbie Fulks se dio a conocer como un genio de ironía más afilada que una navaja, y como un imprescindible en la escena del alternative country. Hoy, después de diez discos que van del country (Country Love Songs) al roots-rock (Couples In Trouble), e incluso un disco de versiones de Michael Jackson (Happy), Robbie Fulks deja atrás el amplificador y la batería. Su nuevo disco para Bloodshot Records le ve regresar al folk y al bluegrass, estilos que una vez atraparon la imaginación de un niño que se colgó un banjo por primera vez a los siete años.
Grabado y mezclado por Steve Albini en sus estudios Electrical Audio de Chicago, en Gone Away Backward encontramos a Robbie Fulks analizando sus raíces y lamentándose por el declive de las pequeñas ciudades y de la América rural en la que creció. Después de veinte años en la carretera, en 2008 Fulks comenzó a actuar en acústico, y con una banda básica de acompañamiento. Conciertos habituales en el club The Barbes de Brooklyn, y su residencia en el club Hideout de Chicago le dieron libertad para improvisar y experimentar, y le proporcionaron intimidad y nuevos retos con una gran variedad de músicos. Aprendió unos cuantos cientos de canciones y, en el proceso, su voz desarrolló nuevos matices narrativos. Inspirado y centrado, comenzó a escribir música para un nuevo proyecto.
En el centro de Gone Away Backward encontramos la aterciopelada voz de Fulks y su prodigiosa guitarra, a veces vivaz y enérgica (como en “Pacific Slope”), pero por lo general parca y sentimental (como en preciosa la balada “That’s Where I’m From”). El álbum está sólidamente asentado en la interactuación de Fulks y un brillante elenco de músicos al estilo de los Appalaches: Robbie Gjersoe, Jenny Scheinman, Mike Bub, y Ron Spears, que se encargan de tocar banjos, mandolinas, violines, contrabajos, así como de añadir cálidas y perfectas voces de acompañamiento.
Las canciones van desgranando sus historias y sus anécdotas modestamente, construídas sobre la honestidad desnuda de la la instrumentación acústica y de la voz. Son canciones traídas desde las colinas, cosechadas de campos pedregosos, y recordadas en las riberas de ríos secos. Gone Away Backward es tan ilusionado como es oscuro, tan moderno como histórico, y extraño tanto como familiar. Compasivo y frío como el hielo a la vez. Es autobiográfico y narrativo. Ciudad y campo. Mp3 y vinilo polvoriento.
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